Alertan los expertos: la sensación de bienestar, relajación y enamoramiento que trae el cacao no soluciona la tristeza ni la depresión.
No todos viven de la misma manera el mes del amor. Los que tienen a la luz de sus ojos al lado suyo, estarán más que felices y, claro, el próximo 14 será un día lleno de abrazos, besos y palpitaciones de emoción.
Sin embargo, para los que están enamorados y no son correspondidos, este tema es difícil de tocar. Primero, porque puede ser que la persona que se ama no está ahí; o, peor, porque se está viviendo un duelo de ruptura que trae tristeza, a veces tanta que parece que se ha caído en una depresión.
Primero, los expertos aclaran que no es lo mismo estar triste que deprimido, porque la tristeza es una emoción y la depresión es una conducta aprendida.
“No hay que confundir la depresión con un estado de ánimo, porque es una conducta aprendida. Hay que acudir por ayuda profesional”, asegura el psicólogo Francisco Javier Bernabé.
En un momento de tristeza, lo que nos han dicho y recomendado es comer un chocolate. Y es muy fácil encontrar uno, saborearlo y sentir cómo llega una relajación.
Tiene su explicación biológica. El chocolate, cuando se digiere, libera endorfinas que provocan bienestar, es decir, el chocolate (cacao) ejerce una acción tónica excitante, provocada por dos alcaloides: la teobromina, que es un estimulante, y la cafeína, que es más fuerte pero no tanto como la cantidad que se encuentra en el café, indica la revista internacional Cuerpo y Mente.
Este alimento también puede tener un efecto afrodisiaco debido al efecto del triptófano, un aminoácido que favorece la producción de serotonina y con ello la relajación, asimismo, el estimulante que libera el cerebro cuando uno se enamora: la feniletamina, indica la publicación.
D e ahí que la ingesta del chocolate provoque un estado de relajación y la misma sensación que llega cuando uno está enamorado.
Pero la solución a una depresión o tristeza provocada por un desamor no está en comerse un chocolate, afirma el sicólogo egresado de la UDLAP, quien añade que para la gente con este tipo de problemas es más fácil solo comer la golosina o el postre, que buscar atención especializada.
Bernabé explica que a través de un tratamiento adecuado se encuentran las técnicas para evitar estar deprimido además de aprender a manejar la ansiedad. Expuso que la ingesta en exceso del chocolate repercute en la salud ya que su consumo en grandes cantidades –que es fácil cuando hay mucha tristeza– provoca obesidad, diabetes y otras enfermedades por los altos contenidos de carbohidratos y azúcares.
¿Y qué decir del litro de helado de chocolate? “Siempre es más fácil ir a comprarlo que acudir con un terapeuta”, refiere el especialista.
Lo más grave es que el chocolate, con su efecto relajante y de sensaciones agradables, está considerado por médicos y terapeutas como una droga. Sí, una que se vende en todas partes y a la que todo mundo tiene acceso.
Sin embargo, “no es la droga de la felicidad; se puede resolver el verdadero problema de depresión con terapia profesional”, alerta el psicólogo.
El cacao también es una fuente de antioxidantes y el chocolate es delicioso, pero no es la solución a un problema de este tipo. Y usted, ¿come chocolate o acude a un especialista?
Informação publicada no portal Psicologia y Terapias.
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